Las Nieves se convirtieron en un artículo de lujo reservado a aristócratas y funcionarios reales. Cuarta Parte.

Años más tarde en 1638 en la ciudad de Puebla de los Ángeles se llevo a cabo el segundo arrendo de nieve y así se fue expandiendo hasta llegar a ciudades como Atlixco, Córdoba, Cuautla, Celaya, Durango, Guadalajara, Jalapa, México, Oaxaca, Querétaro, Sultepec, Tehuacán, Tenancingo, Temascaltepec, Tlaxcala, Toluca, Tulancingo, Valladolid, Veracruz, Zamora y Zacatecas. A fines del siglo XVII el sistema de estanco producía prácticamente todo el hielo y los helados de la Nueva España.
Puesto que solo los asentistas tenían el mando de la producción de nieves estás eran vendidas a precios muy elevados y el consumo de las nieves se había extendido únicamente entre las clases más altas de la sociedad, debido a sus altísimos costos de producción y comercialización. Era entonces un artículo de lujo reservado a aristócratas y funcionarios reales. Pese a esta situación se empezaron a presentar contrabandistas, dada la facilidad que existía en muchas poblaciones de abastecer de nieve. Los que beneficiaban esa nieve y la vendían al público se llamaban "funcioneros", esta tarea era heredada de padres a hijos.
Este comercio clandestino era frecuente no obstante las multas que se imponían a beneficio de la Real Hacienda. A los contrabandistas, además, se les decomisaba la nieve y las mulas utilizadas para transportarla y a los funcioneros los utensilios que empleaban para comerciarla. Estos decomisos por lo general iban a manos de asentistas como compensación por la baja en las ventas que sufrían en ocasiones por los contrabandos.
Los últimos en tener un arriendo fueron la familia Rementería en la ciudad de puebla desde 1786 hasta 1823. En 1823 Melchor Múzquiz, Jefe político de la ciudad de México, ordenó a publicar en Toluca un mando con el decreto expedido por el congreso a favor del desestanco de la nieve en todo el territorio mexicano. Sin embargo la nieve en greña (la que venía del volcán sin procesar) no quedaba libre de impuestos.
A partir de este evento se multiplicó el número de productores y se abrieron nuevos lugares para la venta de helados, por lo que se pudo producir a un precio menor y así convertirse paulatinamente en uno de los postres más populares.